En medio del avance de la transición energética en Colombia, cobra relevancia la discusión sobre la confiabilidad y la seguridad del sistema energético. Así lo explicó María Fernanda Suárez, exministra de Minas y Energía, durante su participación en el podcast Visión Caribe: energía con propósito, donde resaltó los desafíos y oportunidades de la región y del país en el contexto de una matriz energética en transformación.
Suárez, quien lideró desde el Ministerio una de las primeras subastas de energías renovables en Colombia, aseguró que el Caribe colombiano tiene un papel clave en el futuro energético del país. “Históricamente el Caribe ha dependido de la electricidad que se genera en el resto del país, especialmente de las hidroeléctricas en Antioquia. Pero con la transición energética, hay un cambio en dónde se produce la energía, y el Caribe tiene una gran oportunidad con la generación solar y eólica”, destacó.
En su intervención, la exministra explicó que la seguridad energética va más allá de garantizar el suministro eléctrico: implica contar con la disponibilidad de todos los energéticos necesarios para la vida cotidiana, como el gas para cocinar o el diésel para el transporte de alimentos. “Seguridad energética es tener la certeza de que uno va a tener la energía que necesita, ya sea electricidad, gasolina o gas”, señaló.
Sin embargo, alertó sobre riesgos latentes: “Si se nos acaba el gas en Colombia, empezamos a depender de la importación, y eso pone en riesgo la seguridad energética. Si Estados Unidos, por ejemplo, un día decide no vender gas, entramos en problemas, porque tampoco tenemos toda la infraestructura para importar ese gas de forma masiva”.
Suárez recalcó que, para garantizar tanto seguridad como confiabilidad, se requiere una matriz energética diversificada. “Cuando uno diseña una política energética, siempre tiene que equilibrar tres variables: seguridad y confiabilidad, costo eficiente para el usuario, y sostenibilidad ambiental”, explicó. En ese sentido, defendió el uso de diferentes fuentes de energía que se complementen según las condiciones del entorno. “La energía solar solo produce de día, la eólica depende del viento, y en épocas de menos lluvia disminuye la hidroeléctrica. Ahí entra el gas o incluso el carbón, que pueden garantizar el suministro”.
Sobre la confiabilidad, Suárez señaló que esta se logra al combinar los mejores atributos de cada fuente energética. “Utilizo lo mejor de cada tecnología en una matriz donde todas compitan. Así aseguro el mejor costo para los colombianos, y en la medida en que las tecnologías limpias bajen sus precios, serán más competitivas”, explicó.
Para la exministra, el enfoque de la política energética debe ser realista: “Renovables hasta donde sea posible, fósiles hasta donde sea necesario”. Y concluyó con un llamado de atención: “Los países que están haciendo mejor la transición no sacrifican ningún energético. En Colombia nos estamos equivocando al decirle no a ciertas fuentes, porque eso pone en riesgo tanto la seguridad energética como los costos para los ciudadanos”.
La visión de María Fernanda Suárez deja claro que el éxito de la transición energética en Colombia dependerá de la capacidad del país para tomar decisiones equilibradas, sin obstinación, y con una visión clara de largo plazo en beneficio de todos los colombianos.