“La transición energética necesita decisiones estructurales, no soluciones parche”: Isagen

La transición energética exige decisiones estructurales y trabajo conjunto para superar los rezagos en infraestructura eléctrica.
Aerogenerador Isagen. | Foto: CPE.

En un nuevo episodio del pódcast Visión Caribe: Energía con propósito, el director general de Isagen, Camilo Marulanda, habló con claridad sobre los retos estructurales del sistema eléctrico colombiano y la necesidad de impulsar una transición energética real desde las regiones. Su visión, basada en la experiencia de una empresa con más de 30 años de operación y completamente enfocada en energías renovables, apunta a que la infraestructura, la regulación y el compromiso social deben avanzar al mismo ritmo si se quiere tener un sistema moderno, estable y justo

“Tenemos más de mil megavatios en proyectos nuevos, especialmente solares, y una fuerte presencia en la costa atlántica. Queremos seguir creciendo en esa región”, aseguró Marulanda, al destacar el potencial de radiación solar y vientos de clase mundial que ofrece el Caribe colombiano. Sin embargo, también fue enfático en los desafíos: la infraestructura de transmisión es obsoleta, insuficiente y sufre un desgaste acelerado por condiciones ambientales como la salinidad

Uno de los casos más críticos es La Guajira. “Las plantas debieron entrar en 2021 o 2022. En el mejor escenario veremos energía en 2027 o 2028. Y eso no solo es por la transmisión, también por la generación y por dificultades sociales y ambientales”, explicó. Para el director de Isagen, esto demuestra que la planeación no puede ser parcial ni desconectada de la realidad territorial. 

Camilo Marulanda también llamó la atención sobre los cuellos de botella en la ejecución de proyectos eléctricos, particularmente las infraestructuras lineales como líneas de transmisión. “Hasta que no se termina el último tramo, lo construido no sirve de nada. Y eso impacta a muchas comunidades. Hay que trabajar bien desde el principio: con estudios completos, diálogo social constante y acompañamiento del Estado en todo momento”, afirmó. 

Frente a los riesgos de desabastecimiento en Bogotá, planteó una solución innovadora: “El tiempo ya es muy corto. Hay que pensar en alternativas como el uso de baterías cerca de la ciudad. En los últimos seis meses el costo de estas tecnologías ha bajado casi un 40%”, reveló. A su juicio, estas soluciones podrían ser “una bala de plata” para atender la creciente demanda en franjas pico sin depender exclusivamente de obras a largo plazo. 

También insistió en que Colombia debe prepararse para una red más inestable por el aumento de fuentes renovables no convencionales. “Es urgente que la regulación avance, porque las baterías también son claves para estabilizar el sistema. No podemos seguir viendo el problema solo como técnico, es una decisión política, social y económica”, concluyó. 

En cuanto al Caribe, reconoció que el atraso en redes lleva más de tres décadas y que la solución no puede seguir recayendo sobre los usuarios. “El 30% de la energía se pierde o no se paga. Eso encarece el servicio y genera cortes constantes. He propuesto usar regalías o titularizar cargos para evitar que los consumidores asuman todo el impacto”, dijo. 

El mensaje de Marulanda es claro: la transición energética no es solo instalar paneles o molinos. Es transformar cómo se conecta, se paga y se gestiona la energía. Y eso, insiste, solo es posible si todos los actores —empresas, comunidades y gobierno— trabajan en la misma mesa y con el mismo propósito.