“En el Caribe se paga más por un servicio de menor calidad”: Milton Montoya

La energía en la Costa Caribe es más cara y de menor calidad. El experto Milton Montoya explica por qué y qué se necesita para cambiar esta realidad.
Milton Montoya, Director del Departamento de Derecho Minero Energético de la Universidad Externado de Colombia

En el marco del programa Visión Caribe: Energía con Propósito, el abogado y experto en derecho minero-energético Milton Montoya explicó en profundidad las razones detrás del alto costo del servicio eléctrico en la región Caribe colombiana, una situación que ha generado malestar e inconformidad en los usuarios.

Montoya, director del Departamento de Derecho Minero Energético de la Universidad Externado de Colombia y socio de Holland & Knight, hizo un llamado urgente a entender los factores que inciden en la tarifa, al tiempo que instó a fortalecer la pedagogía sobre eficiencia energética, tanto en los hogares como en las instituciones públicas.

¿Por qué es más cara la energía en la Costa?

“Uno tiene que empezar explicándole a las personas cómo se conforma el precio de la energía eléctrica”, señaló Montoya, al detallar que este precio final depende de una fórmula tarifaria regulada a nivel nacional. Dicha fórmula contempla costos de generación, transmisión, distribución, comercialización, pérdidas, subsidios, impuestos y contribuciones locales.

Sin embargo, en la región Caribe hay factores diferenciadores que agravan el panorama. Montoya los resume en seis puntos clave:

  1. Altos niveles de pérdidas de energía: Tanto las pérdidas técnicas como las no técnicas (como el hurto o fraude de energía) son considerablemente mayores en esta región. “Ese nivel de pérdidas se traslada finalmente a la tarifa que pagan los usuarios”, explicó. “En la Costa Caribe, por razones históricas, el fraude de energía ha sido comparativamente mucho más alto al resto del país”.
  2. Infraestructura eléctrica deteriorada: El desgaste por condiciones climáticas, sumado a décadas de falta de inversión, obliga a realizar costosas obras de actualización, especialmente en redes de distribución. Estos costos operativos también inciden en las tarifas.
  3. Menor densidad de usuarios: En zonas rurales o de baja concentración poblacional, el costo de distribuir energía por usuario es mayor, lo que eleva el valor del servicio.
  4. Histórica falta de inversión: Casos como el de Electricaribe reflejan años de ineficiencia y desinversión, lo que incrementó los costos operativos asumidos hoy por los usuarios.
  5. Tasas y contribuciones locales: Impuestos municipales o departamentales también elevan el valor final que pagan los hogares.
  6. Alta exposición a la bolsa eléctrica: Muchas comercializadoras en la región no tienen contratos de largo plazo para asegurar precios bajos, por lo que compran energía a precios variables en la bolsa, lo que encarece el servicio.

Una tarifa costosa… y de menor calidad

Montoya fue enfático al subrayar la desigualdad en la calidad del servicio. “Las personas que no tienen acceso a aire acondicionado o equipamientos eléctricos de alto consumo están pagando por un servicio diferencialmente mucho más costoso y de menor calidad que lo que se paga en el resto del país”, afirmó. Si bien reconoció mejoras, advirtió que “se necesitan muchas más inversiones en infraestructura”

La deuda pendiente de la eficiencia energética

Más allá de las causas estructurales, el experto insistió en la necesidad de fomentar una cultura del ahorro y la eficiencia energética. “Hablamos mucho de transición energética, de renovables, pero poco de la responsabilidad del usuario, especialmente del usuario institucional”, señaló.

En ese sentido, criticó a las autoridades públicas que no pagan a tiempo sus facturas o que aún usan luminarias y equipos de alto consumo. “Lo que no puede ser es que en 20 o 25 años no avancemos en que la administración pública sea la primera en entender la responsabilidad desde el punto de vista de la eficiencia energética”.

Montoya concluyó con un llamado claro: es urgente avanzar en pedagogía, inversión y responsabilidad compartida si se quiere transformar el panorama energético en la región Caribe.