ISAGEN impulsa nuevos esquemas de relación con comunidades en zonas energéticas del Caribe

En La Guajira y el Atlántico, la empresa viene aplicando un enfoque más directo, participativo y territorial en sus operaciones.
ISAGEN impulsa nuevos esquemas de relación con comunidades en zonas energéticas del Caribe.

En el Caribe colombiano, el sector energético atraviesa un proceso de transformación en su relación con las comunidades. ISAGEN, presente con siete plantas de energía renovable en la región, comenzó a aplicar un modelo que integra mecanismos de participación directa, inversión social territorial y mayor corresponsabilidad con poblaciones étnicas.

Actualmente, cuenta con 27 centrales de generación en 7 departamentos, incluyendo Atlántico y La Guajira, con una capacidad instalada total de 3.142 MW. Toda su energía proviene de fuentes 100% renovables: agua, sol y viento.

Uno de los cambios más significativos ha sido la implementación de transferencias directas a comunidades indígenas, como parte de lo estipulado en la Ley 2294 y el Decreto 1302. En el caso de La Guajira, la empresa ha realizado estos giros en el contexto de sus proyectos eólicos, luego de procesos de concertación con autoridades tradicionales wayuu.

En municipios de La Guajira y Atlántico, ISAGEN ha puesto en marcha programas educativos, entrega de kits escolares, formación de liderazgo juvenil y contratación de mano de obra local. Solo en la construcción del complejo solar Bosques Solares de Bolívar se generaron más de 1.600 empleos, con un 70% de participación local.

De forma paralela, la empresa ha propuesto la destinación de $50 mil millones para apoyar el programa de Comunidades Energéticas del Gobierno en municipios PDET y ZOMAC. Esta iniciativa busca que los territorios no sean solo zonas de paso para la infraestructura eléctrica, sino actores activos en la producción y el consumo de energía limpia, beneficiando a más de 1.800 personas.

La empresa también mantiene una estrategia ambiental robusta. En sus plantas solares, ubicadas en zonas de estrés hídrico medio o alto, se cumplen estándares de sostenibilidad exigidos por la ANLA. En La Guajira, sus parques eólicos operan en zonas de bajo impacto hídrico y están certificados para emitir bonos de carbono. Sus operaciones en la región permiten evitar más de 200.000 toneladas de CO₂ al año.

Lo que ocurre hoy en la región refleja una transición que va más allá de la matriz energética: es también una transición en las formas de gobernanza territorial, donde las empresas empiezan a reconfigurar sus relaciones con los territorios, ya no como entes externos, sino como actores comprometidos con procesos de transformación social duradera.