Colombia atraviesa uno de los momentos más críticos para su futuro eléctrico y este 27 de noviembre Cartagena se convirtió en el epicentro del debate nacional. En un escenario de creciente demanda, retrasos en infraestructura y riesgos de desabastecimiento, el país reunió voces técnicas y políticas para discutir cómo garantizar energía confiable y competitiva en los próximos años.
La instalación del encuentro estuvo a cargo de Alejandro Santos, director de contenidos de Prisa Media, quien advirtió que la situación actual “es uno de los desafíos más importantes del país” y que sin decisiones firmes “la demanda de energía seguirá creciendo mientras la oferta continúa atascada”. Santos recalcó que la transición energética hoy debe dar paso a una conversación más amplia sobre seguridad energética, gobernanza y diálogo real con los territorios.
Santos también subrayó que regiones como La Guajira “tienen todas las condiciones eólicas y solares para liderar la transición”, pero las dificultades sociales y regulatorias han frenado los proyectos. “Es clave un gobierno que trace políticas estables y que involucre a las comunidades; sin energía no hay economía ni desarrollo”, afirmó.
La presidenta de ACOLGEN, Natalia Gutiérrez, entregó un diagnóstico contundente sobre el estado actual del sistema. Recordó que “Colombia lleva más de tres décadas sin apagones”, pero advirtió que la falta de inversión reciente ha elevado el riesgo: “Hoy no estamos teniendo la oferta suficiente y existe un riesgo real de quedarnos sin energía”.
Gutiérrez señaló que la transición no puede construirse solo “con discursos”, sino con reglas claras, nuevos proyectos y una política técnica coherente. Expuso los retrasos que enfrenta la entrada de nueva generación: 7% en 2021, 28% en 2022, 17% en 2023 y 25% en 2024. Además, advirtió que, de no destrabarse los cuellos de botella, el déficit continuará aumentando en 2025 y 2026.
El primer panel, enfocado en los retos del sector eléctrico desde la visión de los precandidatos, dejó varias alertas. Roy Barreras, precandidato presidencial, afirmó que lo primero es “unir al país”, y aseguró que no permitirá un apagón: “Habrá Gobierno para evitarlo; vamos a reactivar el sector minero-energético”. Defendió una transición “ordenada y de largo plazo, no a cortas luces”.
Por su parte, el precandidato conservador Efraín Cepeda advirtió que Colombia “perdió la soberanía energética” y necesita recuperar la confianza de los inversionistas. Criticó el estancamiento de proyectos y pidió claridad sobre el futuro del gas: “No podemos detener las exploraciones cuando no tenemos cómo reemplazarlas”.
La conversación técnica la reforzó Manuel Maiguashca, vicepresidente financiero de Cerrito Capital, quien defendió una “poligamia energética” que combine todas las tecnologías disponibles. “Ninguna tecnología tradicional puede abandonarse; la transición no está cerca de completarse y debemos adaptarnos”, señaló.
En representación del Congreso, el presidente del Senado, Lidio García, llamó a una reforma urgente de la gobernanza eléctrica. Aseguró que la solución “no se construye desde Bogotá sino desde los territorios” y se comprometió a impulsar normas que garanticen independencia técnica y un servicio digno en el Caribe. “La luz no puede ser un lujo, ni la factura una condena”, enfatizó.
El segundo panel reunió a congresistas que discutieron la agenda legislativa del sector. El senador José David Name advirtió que podrían haber restricciones si no se pagan los subsidios a las generadoras, mientras Juan Espinal destacó la importancia de asegurar “energía en firme” y celebró que el país avance hacia regulación nuclear.
Carlos Meisel, por su parte, insistió en que “es irresponsable no pagar los subsidios” y pidió que la discusión energética sea técnica y no ideológica.
El cierre del evento estuvo marcado por el panel “Caribe como Potencia Energética”, donde Adriana Espinel destacó que Colombia puede convertirse en uno de los grandes polos de oferta energética del hemisferio: “Si el mundo va a consumir mucha energía, Colombia debe ser una de las grandes opciones”.
Resaltó que el Caribe posee más del 80% del potencial solar y eólico del país y que, pese a los retos en transmisión, regulación y relacionamiento social, la región está llamada a ser “un nodo logístico y energético de talla regional”.
El espacio concluyó con una visión estratégica sobre el futuro: pasar del trilema energético a la convergencia entre seguridad, equidad y sostenibilidad; modernizar redes; formar talento especializado en hidrógeno, data centers y renovables.
Así mismo, debe aprovecharse la oportunidad global para atraer industrias intensivas en energía, desarrollar cadenas de valor y reposicionar al país.
El mensaje final fue claro: con el Caribe como plataforma energética, Colombia puede impulsar abundancia, desarrollo y competitividad para las próximas décadas.

















