10 mitos y verdades sobre la energía hidroeléctrica en Colombia

Esta fuente de generación representa más del 65% de la matriz energética de Colombia.
Central hidroeléctrica San Carlos: es la de mayor Capacidad Efectiva Neta del país con 1.240 MW, distribuidos en ocho unidades de 155 MW cada una. | Foto: Isagen.

En un contexto donde las energías renovables cobran protagonismo, la hidroeléctrica se posiciona como una de las principales fuentes de generación en el país. Sin embargo, también es objeto de cuestionamientos.

Para responderlos, David Delgado Rendón, magíster en ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia y voceros de Isagen, una de las empresas líderes en este sector, con 20 centrales hidroeléctricas que aportan al Sistema Interconectado (SIN) una capacidad total de 2.755 megavatios (MW), abordan cinco mitos y verdades alrededor de este método de generación.

Mitos

  1. Destruyen el medio ambiente y las comunidades cercanas

A diferencia de actividades como la minería ilegal, aseguran desde la compañía, las hidroeléctricas buscan un desarrollo sostenible. Según Isagen “Estas empresas realizan inversiones obligatorias y voluntarias para llevar beneficios a las comunidades, generar empleos y proteger el medio ambiente bajo supervisión de las autoridades”.

Delgado concuerda, añadiendo que “cuando las hidroeléctricas se diseñan y operan bajo estrictos criterios ambientales, sociales y técnicos, como se hace en Colombia, son proyectos sostenibles a largo plazo”.

2. Deja de funcionar durante las temporadas de sequía

Contrario a lo que muchos piensan, Colombia cuenta con condiciones hídricas que permiten la generación incluso en temporadas secas. “Gracias a los embalses y a un manejo responsable, es posible almacenar agua para generar energía aun en sequías, complementando con otras fuentes como la térmica”, señalan voceros de la empresa.

En palabras de Delgado, “las centrales con embalses almacenan agua en épocas lluviosas para garantizar el suministro energético en sequías. Este manejo es esencial para evitar racionamientos eléctricos en temporadas secas”.

3. No contribuyen al desarrollo de las comunidades aledañas

Falso. En Colombia, proyectos como la Central San Carlos, de Isagen, ha capacitado a más de 6.000 personas en educación ambiental, creado empleos y apoyado iniciativas de desarrollo comunitario.

Otro ejemplo es la alianza entre EPM y comunidades en Antioquia para desarrollar programas educativos y sociales en áreas cercanas a los embalses. Según estudios realizados por la Universidad Nacional, cuando se gestionan adecuadamente, los proyectos hidroeléctricos son capaces de impulsar la economía local y mejorar las condiciones de vida de las comunidades involucradas.

4. Genera más contaminación ambiental de lo que parece

Según la empresa, la hidroeléctrica no solo aprovecha el agua sin dañarla, sino que también genera bajas emisiones: “En comparación con el carbón y los combustibles fósiles, la energía hidroeléctrica tiene un impacto ambiental considerablemente menor”.

Para el magister, es clave entender que “los embalses producen metano, un gas de efecto invernadero, pero en cantidades muy pequeñas comparadas con la cantidad de energía que generan. En promedio, las hidroeléctricas producen 24 gramos de CO₂ equivalente por cada kWh, mientras que una planta a carbón produce 820 gramos, según datos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)”.

5. Requiere grandes extensiones de tierra, causando una pérdida irreparable de biodiversidad

Un enunciado susceptible a debate. Delgado asegura que “el diseño cuidadoso y el cumplimiento de estrictas normas ambientales permiten que los impactos en la biodiversidad sean minimizados. Además, muchas hidroeléctricas implementan programas de restauración ecológica en las áreas intervenidas”.

Es el caso de centrales como San Carlos que, según Isagen, cuenta con estrategias de conservación del entorno natural. “Protegemos más de 167 km² de áreas alrededor de nuestros centros productivos y apoyamos la conservación de 6 áreas protegidas nacionales”, comentan.

Verdades

  1. Es la principal fuente de generación eléctrica en Colombia

David Rendón confirma que “en los últimos cinco años, las hidroeléctricas han aportado el 75% de la energía eléctrica del país, representando el 61% de la capacidad instalada. Incluso con la entrada masiva de generación solar y eólica, seguirán siendo la principal fuente de energía eléctrica durante los próximos 15 años”.

2. Contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

Como se estableció, la generación hidroeléctrica es una de las menos contaminantes. De acuerdo con el académico, estas “reducen emisiones al sustituir fuentes contaminantes como plantas a combustibles fósiles. Además, respaldan la entrada de energía alternativas y funcionan como ‘baterías naturales’ al almacenar agua para generar energía en periodos de baja producción solar y eólica”.

3. Es una fuente renovable y sostenible a largo plazo

Los embalses garantizan la generación de energía y la sostenibilidad del recurso hídrico. “En países como Estados Unidos, hay centrales hidroeléctricas operando desde hace más de 120 años”, afirma Isagen.

David Delgado Rendón añade que “más de la mitad de la capacidad hidroeléctrica de Colombia tiene más de 30 años operando, y algunas centrales superan los 50, aportando energía confiable al país. Organizaciones internacionales como la Agencia Internacional de Energía reconocen su papel clave en la descarbonización”.

4. Fomentan el desarrollo económico y social

En esta materia, Isagen habla desde el caso particular, asegurando que “generamos 3.000 empleos anuales, apoyamos proyectos de desarrollo comunitario y capacitamos a más de 6.000 personas en educación ambiental cada año”.

5. Dinamizan el uso y conservación del agua

Además de garantizar el caudal, la compañía asegura que los embalses tienen múltiples beneficios: “Favorecen la recuperación de zonas pantanosas, mejoran la navegabilidad de los ríos y potencian actividades turísticas”.

David Rendón complementa esta información mencionando que “los embalses hidroeléctricos almacenan agua que también se utiliza para plantas de tratamiento de agua potable, garantizando su disponibilidad en verano, y fortaleciendo actividades como la navegación y el turismo”.